Hoy, 2 de Mayo de 2020, hace ya más de mes y medio del último entrenamiento grupal que los equipos de fútbol (y de otros deportes) pudimos realizar, y han pasado casi dos meses del último partido de competición disputado. Creo que ninguno de los que estáis leyendo esta entrada pudisteis (pudimos) imaginar en su momento que el estado de alarma decretado allá por el mes de Marzo, y la cuarentena que hemos visto obligados a cumplir, se prolongarían tanto en el tiempo. Posiblemente, muchos pensamos que inicialmente el parón incluso podía ser beneficioso para el rendimiento de los deportistas en este momento de la temporada. El tapering ha mostrado ser una estrategia de entrenamiento efectiva para mejorar la potencia máxima, el consumo máximo de oxígeno, la capacidad de repetir sprints y el cambio de dirección en deportes de equipo (Vachon et al., 2020). Por tanto, en ese momento inicial, el trabajo estaba en encontrar la mejor estrategia de entrenamiento (teniendo en cuenta las limitaciones por el confinamiento en casa), para permitir que se produjera el efecto de tapering deseado, a través de una reducción de la carga de entrenamiento que teóricamente permitiría descender los niveles de fatiga y optimizar las adaptaciones fisiológicas y psicológicas 15 días después (Mujika & Padilla, 2003).
Sin embargo, la situación comenzó a alargarse en el tiempo, y de las posibles estrategias de tapering, pasamos a centrarnos en buscar diferentes estrategias de entrenamiento en casa que nos permitieran minimizar la pérdida de condición física y las posibles desadaptaciones que con seguridad se producirían (Eirale et al., 2020; Dominguez et al., 2020). Hace unos días, en una jornada online organizada por la Asociación de Preparadores Físicos de Fútbol para debatir sobre la situación que estamos viviendo (Encuentros con….), comenté que si algo había caracterizado a este período era la incertidumbre que estábamos viviendo (a todos los niveles) y la necesidad de realizar una re-programación continua del entrenamiento previsto. Además, debido al largo período de confinamiento, y a las limitaciones de material con que se encontraban los futbolistas (peso libre, gomas, elásticos, bicicleta estática o tapiz rodante, sólo para los “privilegiados”) la situación actual podía haber derivado en jugadores que mantendrían determinadas adaptaciones fisiológicas generales (potencia máxima aeróbica, umbral de lactato, etc.) y en unos niveles de fuerza general más o menos aceptables (en el mejor de los casos). Sin embargo, la desadaptación mecánica a los esfuerzos habituales del fútbol (acelerar, decelerar, cambiar de dirección, esprintar, etc.), sería muy importante en la mayoría de jugadores (sin espacio para favorecer este tipo de acciones). Tampoco nos deberíamos olvidar del estado psicológico actual de los futbolistas y del daño que este período de confinamiento e incertidumbre puede haber provocado en ellos, y que se vería reflejado en ansiedad, estrés o miedo a retomar la actividad habitual.
Numerosas publicaciones han salido a la luz en estos últimos días tratando los efectos del confinamiento sobre la desadaptación y el desentrenamiento de los deportistas, y las posibles estrategias a utilizar durante este período de cuarentena para minimizar el previsible descenso del rendimiento físico cuando se vuelva a competir (Eirale et al., 2020; Dominguez et al., 2020; Jukic et al., 2020; Casais et al., 2020; de Miguel et al., 2020). En este sentido, Dominguez et al. (2020) aconsejan realizar 3-4 sesiones de entrenamiento aeróbico de alta intensidad (HIIT) a la semana, con 15-20 minutos de tiempo de trabajo efectivo por sesión; 3-4 sesiones de entrenamiento de fuerza semanales con cargas bajas, número alto de repeticiones, velocidad de ejecución alta y variedad estímulos, y mantener las capacidades técnico-coordinativas a través de ejercicios con balón (siempre que los deportistas tuvieran espacio para poder utilizarlo). De esta forma, aquellos equipos/jugadores que hubieran realizado estas tareas de forma sistemática, podrían tener cierta ventaja cuando se retome la competición.
Vuelta a los entrenamientos.
La situación a día de hoy nos hace pensar que en breve pasaremos a la siguiente fase, abandonando el confinamiento e incorporándonos progresivamente a la vida normal. En este sentido, la Liga de Fútbol Profesional (LFP), ha elaborado un “Protocolo de actuación para la vuelta a entrenamientos”, en el que además de establecer las condiciones higiénico-sanitarias que marcarán el regreso a los entrenamientos, se establecen una serie de fases que tendremos que seguir todos los equipos profesionales, y que están definidas y limitadas por el número de jugadores que pueden entrenar al mismo tiempo: fase 1 (entrenamiento en casa, fase a punto de finalizar), fase 2 (entrenamientos individuales), fase 3 (entrenamientos grupales) y fase 4 (entrenamientos colectivos) (Eirale et al., 2020).
A pesar de que continuamos con una situación de gran incertidumbre, todo parece indicar que el período preparatorio (pretemporada) que tendremos, no será tan breve como podíamos pensar inicialmente. Como se ha comentado anteriormente, sabemos con certeza que el período estará estructurado en 3 fases, aunque desconocemos la duración de cada una de ellas, pues es posible que esto dependa entre otras cosas de la evolución que siga la pandemia. De esta forma podemos plantearnos cuales serán los objetivos y contenidos de cada fase, pero nos veremos obligados nuevamente a realizar un proceso de re-programación continua, en función de lo que nos vaya marcando la LFP y/o las autoridades competentes.
Estrategias para afrontar las fases 2 y 3.
Las circunstancias que describen la situación actual, hacen que el período preparatorio que iniciaremos en breve (ojalá!) sea bastante diferente de cualquier pretemporada que hayamos podido vivir a lo largo de nuestras vidas (período sin entrenos muy extenso, mantenimiento de la actividad física en condiciones muy limitadas, fase final de la temporada, gran nivel de fatiga/estrés psicológico acumulado, incertidumbre respecto a la duración de la pretemporada, ausencia de partidos amistosos, período competitivo muy corto y previsiblemente con elevada densidad competitiva, etc.). Por ello, desde mi punto de vista será muy importante acertar con las decisiones que se tomen al planificar este período, y aún más importante no cometer grandes errores (lo cuál es fácil de decir, pero seguramente difícil de conseguir dada la falta de experiencia y/o conocimiento que tenemos ante las situaciones contextuales actuales). A continuación, expongo algunas estrategias que creo interesantes para tener en cuenta al estructurar el diseño y programación de cada fase:
Referencias.
Castellano & Casamichana (2016). El arte de planificar en fútbol. Fútbol del libro.
Casais, San Roman, de Hoyo, Lago, & Solla (2020). Regreso al entrenamiento y la competición en el fútbol profesional después de la alerta sanitaria del COVID-19 con énfasis en la prevención de lesiones. Revista futbol PF, 32: 9-19.
De Miguel, Miñano, Gomez, Campos, Chena, & Da Silva (2020). Regreso al entrenamiento y la competición en el fútbol profesional después de la alerta sanitaria del COVID-19 con énfasis en la reanudación de los entrenamientos y la gestión de la competición. Revista futbol PF, 32: 20-28.
Dominguez, Arjol, Crespo, & Fernandez (2020). Regreso al entrenamiento y la competición en el fútbol profesional después de la alerta sanitaria del COVID-19 con énfasis en los efectos del confinamiento durante el desentrenamiento . Revista futbol PF, 32: 1-8
Eirale, Bisciotti, Corsini, Baudot, Salillant, & Chalabi (2020). Medical recommendations for home-confined footballers’ training during the COVID-19 pandemic: from evidence to practical application. Biology of sport, 37(2): 203-207
Gabbett (2016). The training – injury prevention paradox: should athletes be training smarter and harder? British Journal of Sports Medicine, 50: 273-280
Jukic, Calleja-Gonzalez, Cos, Cuzzolin, Olmo, Terrados, Njaradi, Sassi, Requena, Milanovic, Krakan, Chatzichristos, & Alcaraz (2020). Strategies and solutions for team sports atheltes in isolation due to COVID-19. Sports, 8(56): 2-9
Lapuente (2020). Mentorship online: La intermitencia y sus acciones: aplicaciones prácticas.
Laursen & Buchheit (2019). Science and application of high-intensity Interval training. Human Kinetics.
Mujika & Padilla (2003). Scientific bases for precompetition tapering strategies. Medicine & Sicence in Sports & Exercise, 35: 1182-1187
Vachon, Berryman, Mujika, Paquet, Arvisais, & Bosquet (2020). Effects of tapering on neuromuscular and metabolic fitness in team sports: a systematic review and meta-analysis. European Journal of Sport Science, 14: 1-12
Verheijen (2014). The original guide to football periodisation. WFA
Excelente Miguel, muchas gracias por compartir tus ideas que nos ayudan a seguir elaborando estrategias para este particular momento!!!!!!!
Gracias por tu comentario Ramiro. Un placer estar en contacto contigo! Saludos
Muchas gracias por tu aporte Miguel, muy interesante mirada! Desde Argentina estamos varias semanas por detrás, esperando a ver que sucede con el virus, creo que todavía lejos de retomar los entrenamientos en los clubes. Sin duda los protocolos de retorno a los entrenamientos que utilicen allá, serán una guía para nosotros. Muchas gracias! saludos!
Muchas gracias por tu comentario Santiago! Espero que en Argentina la situación esté mejorando y pronto podáis volver a entrenar y competir. Estamos en contacto! Saludos
Muy buenas aportaciones. Muchas gracias
Muchísimas gracias por tu comentario Carles! Un saludo!