El deporte profesional es un ámbito laboral apasionante, pero también complicado por momentos. En el mejor de los casos, durante una carrera deportiva, solo en contadas ocasiones podremos tener la oportunidad de celebrar éxitos deportivos. Sin embargo, lo más habitual suele ser recorrer caminos que pueden estar llenos de dificultades, teniendo que enfrentarnos con más frecuencia a la derrota que a la victoria, y al fracaso que al éxito (salvo en determinados contextos y situaciones). Por todo ello, me gustaría introducir esta entrada en el blog permitiéndome el lujo de recomendar a los compañeros que trabajan en contextos deportivos que valoren y disfruten todos los momentos buenos que nos regala el deporte (manteniendo siempre “los pies en el suelo”), pues todos ellos pueden ser efímeros y nunca sabremos si podremos volver a disfrutarlos en alguna otra ocasión.
En Julio de 1999, hace ya 25 años comencé mi andadura como preparador físico en equipos de fútbol profesionales. Justo un mes después de terminar mi licenciatura en educación física (actual grado en ciencias del deporte), me surgió la posibilidad de incorporarme al Club Polideportivo Almería, equipo que militaba entonces en el grupo IV de la 2ª División B de la época. Ésta era una categoría en la que (a pesar de no pertenecer a la Liga de Fútbol Profesional, LFP), se encontraban numerosos equipos históricos que manejaban presupuestos muy elevados y por tanto plantillas con jugadores de alto nivel. Supuso por tanto un enorme salto para mí, ya que hasta ese momento tan solo había acumulado experiencia dirigiendo equipos de fútbol base (categorías benjamín, alevín y juvenil) y como preparador físico de equipos senior en categorías amateur (Regional Preferente).
Así que durante los años 1999-2001 (CP Almería-Granada CF), realicé el primer “Máster” de mi vida, ese que no va relacionado con lo académico, con lo que viene en los libros ni en los papers de impacto; ese en el que empiezas a aprender que lo más importante en el deporte de alto nivel es saber gestionar personas y egos (incluidos los tuyos propios), que es importante aprender a “negociar”, a educar y convencer a jugadores y compañeros de cuerpo técnico; que en el fútbol y en el deporte “no es oro todo lo que reluce”, y que puede ser habitual vivir situaciones difíciles e incluso desagradables (derrotas continuadas, impagos, problemas entre compañeros, tiempo alejado de la familia, etc.). En definitiva, fueron dos años que me “curtieron” positiva y objetivamente tanto a nivel personal como profesional.
En Julio de 2001, cuando mi cabeza andaba valorando si seguir trabajando y haciendo camino en el mundo del fútbol o prepararme las oposiciones para secundaria (solía ser la primera opción para todos los licenciados en educación física de la época), Lucas Alcaraz (sin duda el entrenador y persona más importante e influyente en mi carrera profesional) me ofreció la posibilidad de incorporarme como preparador físico al Real Club Recreativo de Huelva, que militaba entonces en 2ª División A. Otro salto enorme para seguir avanzando en la profesión y entrar de lleno en el Fútbol Profesional (LFP). Allí estuvimos dos temporadas (2001-2003) en las que conseguimos un ascenso a Primera División (casi nada, 25 años después del último ascenso del Recre a dicha categoría), y jugamos una Final de la Copa de SM El Rey (hasta la fecha la única disputada en la historia del club). Podría decir que, a pesar de que en esos dos años también vivimos situaciones muy difíciles (descenso a segunda división en la segunda temporada), pudimos vivir más situaciones buenas que malas. También podría decir que en esa época fui víctima del primer estadío del efecto Dunning-Kruger (figura 1), definido como la percepción que una persona con escasos conocimientos tiene de sí misma, al creer que sabe más de lo que en realidad conoce. Es sencillo: en 2 años había pasado de 2ª División B a 1ª División, acumulando muchas más victorias que derrotas, y viviendo situaciones de éxito que ni siquiera había soñado. Mi mente joven y aún inexperta, asociaba nuestra “metodología” de trabajo al éxito, no siendo realmente consciente de lo mucho que aún tenía que aprender (tanto a nivel puramente de conocimiento como de experiencias), para llegar al menos a tener constancia del más absoluto desconocimiento en el que me encontraba en ese momento (segundo estadío del efecto Dunning-Kruger).
Figura 1. Efecto Dunning-Kruger (tomado de marcelog.blog)
En los siguientes 10 años tuve la fortuna de trabajar en diferentes equipos de 1ª y 2ª División de la Liga Española (Rácing de Santander, Xerez Deportivo, Real Murcia y nuevamente Recreativo de Huelva), siendo el éxito más destacable de esa década el ascenso con el Real Murcia a 1ª División. Durante estos años tuve una mayor conciencia de lo difícil que es conseguir un gran éxito en un equipo de fútbol. Una temporada brillante (2006-2007, Real Murcia) de 10 acumuladas, no parece ser un ratio muy ventajoso como para pensar que en el deporte de alto nivel se triunfa frecuentemente. Cierto es que, durante muchas de esas temporadas, la ausencia de un gran éxito no fue equivalente a fracaso teniendo en cuenta los recursos disponibles (o al menos para mí no lo fue). Pero lo cierto y verdad es que en el año 2014, mi experiencia acumulada era de 15 temporadas en fútbol profesional, en las que había conseguido dos ascensos a primera división pero ningún título.
De los siguientes 10 años (2014-2024) podría destacar muchas cosas. Quizá la más importante pueda ser mi entrada de forma consciente y progresiva en el tercer estadío del efecto Dunning-Kruger, encontrando el camino del saber y entendiendo la complejidad que presenta nuestra profesión (cuánto nos queda por aprender!!!). Deportivamente, durante estos años he tenido la fortuna de acumular experiencias de diversa índole, como pueden ser debutar en una Selección Nacional Absoluta (Argelia, 2017), trabajar en 1ª División en el equipo de mi tierra (Granada CF, 2016-17) o acumular un nuevo ascenso a 1ª División con el Cádiz CF (2020-21). Aunque quizá lo más destacable durante este período fue tener la posibilidad de trabajar por primera vez en mi carrera profesional como preparador físico en la competición más prestigiosa e importante del mundo: la Premier League (Watford FC, 2022).
Sea como fuere, habiendo vivido probablemente más momentos malos (o menos buenos) que buenos, me incorporé como preparador físico a las categorías inferiores de la Selección Española de Fútbol en Julio de 2022, a dos años de cumplir las bodas de plata con la profesión (23 años de experiencia profesional ininterrumpida hasta ese momento). Estos dos últimos años han sido un auténtico regalo. Poder trabajar en la Selección de tu país es una experiencia increíble. Entrenar a los mejores jugadores de España en cada categoría y formar parte del Staff técnico en torneos internacionales de máximo nivel, es un recuerdo para nunca olvidar. Pero el destino me tenía preparado lo mejor para el final. En el mundo lógico y racional podríamos pensar que si no has ganado un título en 25 años de carrera profesional, debería ser muy complicado conseguirlo en un futuro próximo. Pero es aquí donde entra en juego el destino, o simplemente la vida misma. Justo en el mes en el que celebro con orgullo esas Bodas de Plata con la profesión, en un momento en el que el máximo orgullo que tengo es haber podido defenderme profesionalmente trabajando siempre durante esas 25 temporadas, el fútbol me ha hecho el mayor de los regalos que se puede recibir. En apenas 1 mes y medio, formando parte del cuerpo técnico de la Selección Española Sub-19 y de la Selección Olímpica, he tenido la inmensa fortuna de participar de los éxitos conseguidos por ambas Selecciones: Campeones de Europa Sub-19 (Irlanda del Norte, 2024), y Oro Olímpico (París, 2024). Supongo que son cosas del fútbol… o de la vida! Así que estos campeonatos me permiten concluir este período de mi vida profesional, con la frase con la que titulo este texto: “25 años. Bodas de plata… y 2 oros!”
Me gustaría terminar esta entrada en el blog dando las GRACIAS a todas las personas que me han ayudado, de forma directa e indirecta, a poder desarrollar mi carrera profesional durante este cuarto de siglo: entrenadores, jugadores, presidentes, directores deportivos, compañeros de staff y cuerpo técnico, y especialmente a mi familia. Gracias a todos de corazón. No sé si en el futuro tendré la oportunidad de lograr nuevos títulos allá donde trabaje, pero sí que soy consciente de las dificultades que conlleva. En cualquier caso, mi máxima ilusión será poder seguir disfrutando de mi profesión durante muchos años más, así como contribuir en la medida que pueda al continuo desarrollo y crecimiento de la figura del preparador físico de fútbol. Los éxitos y títulos son algo que no está en nuestras manos. Sin embargo, el aprendizaje que nos queda mientras recorremos el camino, es sin duda el mayor de los regalos que podremos recibir.
Un fuerte abrazo a tod@s,
Miguel Ángel Campos
Hoy quiero felicitarte,:por todo lo buenos momentos que me has dado tanto como hijo y como profesional en tu trabajo me siento muy orgulloso y satisfecho de haber compartido como padre estos 25 años sigue tu camino y no decaigas nunca.
Felicitaciones profesor!!!! y gracias por compartir sus vivencias y su amplio conocimiento cientifico y basado en la experiencia practica. Su primer libro ha cambiado mi forma de ver la preparacion fisica en el futbol moderno. Su 2do libro es verdaderamente un GAME-CHANGER para todos aquellos que trabajamos en el futbol profesional de actual!!!
gracias totales