Hace pocas fechas publicaba un post sobre la valoración subjetiva del rendimiento físico en el fútbol. Esta herramienta podría ser una fuente de información complementaria a la derivada del análisis de los patrones de movimiento en competición, que habitualmente se utiliza para valorar el rendimiento físico de los jugadores.
El objetivo del post de hoy es profundizar en un campo de conocimiento tan apasionante como es la valoración del rendimiento físico de los futbolistas en competición. Intentaré dar una respuesta fundamentada a algunas de las preguntas que seguramente muchísimos profesionales del fútbol nos hacemos, como por ejemplo las siguientes: ¿Qué variables utilizamos para valorar el rendimiento físico de los jugadores? ¿Desciende el rendimiento físico de los jugadores en las segundas partes? ¿Hay jugadores más susceptibles de sufrir esos posibles descensos del rendimiento? ¿Puede sufrir oscilaciones el rendimiento físico de un jugador o de un equipo a lo largo de la temporada? ¿Cuáles son los factores causantes de esas posibles oscilaciones en el rendimiento físico? ¿Tienen relación los descensos de rendimiento con la condición física? Desde mi punto de vista, estas y otras muchas son preguntas que entrenadores y preparadores físicos deberían plantearse previamente, a la realización de análisis e interpretación de datos derivados de la actividad física de los futbolistas en los partidos.
¡Comenzamos!
1. Rendimiento físico. Valoración de los patrones de movimiento.
El análisis de los patrones de movimiento mediante sistemas computerizados multi-cámara, es el medio más utilizado actualmente por los profesionales de la preparación física y los investigadores para valorar el rendimiento físico de los futbolistas en competición (Carling, Bloomfield, Nelsen, & Reilly, 2008). En los últimos años, se han publicado muchísimos estudios que analizan las demandas físicas de la competición. Para valorar estas demandas se utilizan variables como la distancia total recorrida durante el partido, la distancia a alta o muy alta intensidad o la distancia en sprint, aunque los umbrales que delimitan dichas intensidades suelen variar entre investigaciones (Di Salvo, Gregson, Atkinson, Tordoff, & Drust, 2009; Mohr, Krustrup, & Bangsbo, 2003; Rampinini, Coutts, Castagna, Sassi, & Impellizzeri, 2007) (Tabla 1).
Es evidente que los equipos con mayor éxito deportivo tienen una mayor efectividad técnico-táctica que sus rivales, y que esta mayor efectividad les hace conseguir mejores resultados (Carling, 2013). Sin embargo, esos equipos con mayor éxito deportivo, no realizan durante los partidos una mayor actividad a elevada intensidad que sus rivales (Di Salvo, et al., 2009). Además, los equipos de primera división (liga inglesa) tampoco tienen unas demandas físicas superiores a los de segunda división (Di Salvo, Pigozzi, Gonzalez-Haro, Laughlin, & De Witt, 2013), de forma contraria a lo que podría ser esperado.
Por ello, podría ser interesante estudiar en futuras investigaciones, las diferencias entre distintos niveles deportivos en otro tipo de variables de rendimiento físico (secuencias de sprint repetidas, secuencias de aceleración repetidas, potencia metabólica, etc.), para ver si los equipos con mayor nivel competitivo o éxito deportivo alcanzan valores superiores en esas variables. No obstante, se debería mejorar la fiabilidad en la valoración de las variables relacionadas con la aceleración, si son recogidas por dispositivos GPS (Buchheit et al., 2014).
2. El rendimiento físico a lo largo del partido. Fatiga.
Investigaciones previas, han registrado un descenso en la actividad de los jugadores a lo largo de los partidos (Bradley, Di Mascio, Peart, Olsen, & Sheldon, 2010; Bradley et al., 2009; Di Salvo, et al., 2009; Mohr, et al., 2003), mostrando aparentemente la incapacidad para rendir al mismo nivel a lo largo de un partido de fútbol, y posiblemente una susceptibilidad a la fatiga (Carling, 2013). Pero, ¿por qué desciende la actividad física a lo largo del partido? ¿Tenemos argumentos suficientemente objetivos y sólidos como para asociar esos descensos de actividad a lo largo del partido a la fatiga producida por una deficiente condición física?
En primer lugar tendríamos que definir el término fatiga. En el contexto de los deportes de equipo, la fatiga se manifiesta mediante una reducción de la fuerza máxima o la potencia, asociada al ejercicio mantenido y se refleja con un descenso en el rendimiento (Waldron & Highton, 2014). Teniendo en cuenta esta definición, podríamos cometer un error si asociamos un descenso de la actividad locomotora en determinadas fases de los partidos con la fatiga, pues desconocemos si ese descenso se ha producido por la reducción de la fuerza-potencia del jugador o por otras variables contextuales. Y es que muchos de los mencionados estudios muestran los datos sin tener en consideración los numerosos factores intrínsecos y extrínsecos que condicionan la actividad física realizada por los jugadores durante los partidos (cambios temporales del sistema de juego empleado por el equipo propio o el rival, la posesión del balón, el marcador parcial, la contribución de los jugadores sustitutos, las posibles diferencias entre períodos en tiempo real en que el balón está en juego) (Carling, 2013). Es posible que estemos realizando análisis sesgados por falta de información. La cuestión es ¿desciende la actividad locomotora durante los partidos debido a variables contextuales o debido a la incapacidad de los jugadores de mantener el número e intensidad de las acciones? ¿Estos descensos de la actividad locomotora son iguales para todos los jugadores? (hasta la fecha tan solo tenemos evidencia científica de que pueden ser posición-dependientes (Bradley, et al., 2009; Di Salvo, et al., 2009)) ¿Podrían estar relacionados con una condición física deficitaria?
Carling (2013), en su revisión sistemática sobre el análisis de los patrones de movimiento como medio para interpretar el rendimiento físico, nos realiza la siguiente pregunta: ¿Adoptan los jugadores de forma consciente o inconsciente estrategias individuales de regulación para controlar su esfuerzo físico y reducir el gasto energético en las segundas partes, para de esta forma mantener su nivel de rendimiento? Me parece una brillante cuestión. ¿Alguna vez os lo habéis preguntado? Es más, ¿alguna vez se lo habéis preguntado a vuestros futbolistas? He conocido y entrenado bastantes jugadores catalogados por los entrenadores como “cambio seguro” en las segundas partes de los partidos. Jugadores que admiten no poder mantener el ritmo que demanda la competición y jugadores que se “ahorran” carreras de forma voluntaria debido a la fatiga acumulada previamente en el partido. Desde mi punto de vista, eso sí que confirma la existencia de la fatiga en determinados jugadores (¿por una condición física deficitaria?), y además justifica la necesidad de complementar la información derivada del análisis de los patrones de movimiento con valoraciones subjetivas de fatiga mediante escalas o cuestionarios (Carling, 2013).
3. ¿Hay oscilaciones del rendimiento físico a lo largo del período competitivo?
Seguramente en más de una ocasión os hayáis enfrentado como preparadores físicos a la “acusación” de que el equipo se “ha venido abajo” en el tramo final de la temporada. O puede que hayáis percibido o incluso tengáis indicios objetivos de que determinados jugadores han descendido su nivel de rendimiento en determinados ciclos de la temporada. ¿Es este un fenómeno que ocurre habitualmente? ¿Es fruto de una deficiente condición física?
Realmente existe poca investigación al respecto. Mi opinión es que la confirmación de tales indicios, no se debe realizar mediante análisis sesgados (por ejemplo derivados tan solo de la información proporcionada por una variable). Sería recomendable para llegar a tales conclusiones, analizar la información derivada de los patrones de movimiento de los partidos; analizar marcadores subjetivos u objetivos de fatiga, y estudiar posibles relaciones de todas estas variables con la condición física de los futbolistas. Sólo así podremos detectar con objetividad si realmente el rendimiento físico de nuestro equipo ha descendido, y si lo ha hecho por una deficiente condición física.
A modo de ejemplo, en la Figura 1, podemos ver la evolución de la carga de entrenamiento y la valoración subjetiva del rendimiento físico de un equipo profesional a lo largo de una temporada competitiva (datos reales). Podemos comprobar como sí que hay oscilaciones en el rendimiento (valoración subjetiva). Estudiar la causa de esas oscilaciones podría ayudarnos a comprender el proceso de entrenamiento. Por ejemplo, en la Figura 1, se observa un acusado descenso del rendimiento (valoración subjetiva) en un ciclo de importante aumento de la carga de entrenamiento.
Futuros post se dedicarán a la valoración de la condición física en el fútbol, debido a la importancia que puede tener esta información en la propuesta de valoración del rendimiento físico que os he mostrado.
4. Conclusiones.
He intentado exponer de forma argumentada en este post, mi visión sobre la importancia que tiene el control del rendimiento físico en la competición. Me gustaría destacar a continuación y a modo de reflexión, las siguientes conclusiones:
Referencias:
Bradley, P. S., Di Mascio, M., Peart, D., Olsen, P., & Sheldon, B. (2010). High-intensity activity profiles of elite soccer players at different performance levels. J Strength Cond Res, 24(9), 2343-2351.
Bradley, P. S., Sheldon, W., Wooster, B., Olsen, P., Boanas, P., & Krustrup, P. (2009). High-intensity running in English FA Premier League soccer matches. J Sports Sci, 27(2), 159-168.
Buchheit, M., Al Haddad, H., Simpson, B. M., Palazzi, D., Bourdon, P. C., Di Salvo, V., & Mendez-Villanueva, A. (2014). Monitoring accelerations with GPS in football: time to slow down? Int J Sports Physiol Perform, 9(3), 442-445.
Carling, C. (2013). Interpreting physical performance in professional soccer match-play: should we be more pragmatic in our approach? Sports Med, 43(8), 655-663.
Carling, C., Bloomfield, J., Nelsen, L., & Reilly, T. (2008). The role of motion analysis in elite soccer: contemporary performance measurement techniques and work rate data. Sports Med, 38(10), 839-862.
Di Salvo, V., Gregson, W., Atkinson, G., Tordoff, P., & Drust, B. (2009). Analysis of high intensity activity in Premier League soccer. Int J Sports Med, 30(3), 205-212.
Di Salvo, V., Pigozzi, F., Gonzalez-Haro, C., Laughlin, M. S., & De Witt, J. K. (2013). Match performance comparison in top English soccer leagues. Int J Sports Med, 34(6), 526-532.
Mohr, M., Krustrup, P., & Bangsbo, J. (2003). Match performance of high-standard soccer players with special reference to development of fatigue. J Sports Sci, 21(7), 519-528.
Rampinini, E., Coutts, A. J., Castagna, C., Sassi, R., & Impellizzeri, F. M. (2007). Variation in top level soccer match performance. Int J Sports Med, 28(12), 1018-1024.
Waldron, M., & Highton, J. (2014). Fatigue and pacing in high-intensity intermittent team sport: an update. Sports Med, 44(12), 1645-1658.